Como todos sabéis, la Traducción no es una actividad genérica en la que pueden englobarse todas las actividades de traslación de un texto de un idioma a otro, sino que en función del tipo de texto, de su contenido, su intención, el/los emisor/es y el/los receptor/es se habla de un tipo de traducción u otro.
Si se clasifican las ramas de la Traducción por el tipo de texto con el que trabaja encontramos traducción literaria, traducción jurídica, traducción científico- técnica, traducción periodística, etc. Todos los campos están más o menos claros para el estudiante de traducción, con la excepción de la traducción jurídica, que en muchas ocasiones se confunde con la traducción jurada, llegando a emplearse estos dos términos de manera indistinta, cuando hacen referencia a dos realidades bastante diferentes.
La traducción jurídica es aquella que trasvasa de una lengua a otra los contenidos de textos que establecen relaciones entre el poder público y el ciudadano, y aquellos que regulan las relaciones entre particulares con trascendencia jurídica. Es, por lo tanto, la que se encarga de la traducción de documentos legales de cualquier jurisprudencia, variando la especialización del traductor en función del rango de ésta.
La traducción jurada, sin embargo, es la que se utiliza en aquellas ocasiones en las que no basta solamente con una traducción de calidad, sino que es necesario también un proceso de validación legal del documento traducido, y es debido a esta característica especial por la que surgen las dos principales diferencias con respecto a la traducción normal: está firmada y sellada por un traductor autorizado para ello, y tiene carácter oficial.
Los documentos originales empleados en la traducción jurada pueden transmitirse por cualquier medio, mientras que la traducción resultante de este proceso sólo será válida cuando se presente en papel, al tener que incorporar obligatoriamente la firma y el sello del traductor jurado correspondiente, reconocido por el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Este tipo de traducción se utiliza sobre todo en organismos oficiales, aunque también se usa cuando se desea conocer el contenido preciso de un documento para otros fines, puesto que el sello del traductor jurado certifica la exactitud del texto traducido.
Algunos ejemplos de documentos a los que se aplica regularmente la traducción jurada son:
- Documentación Legal
- Convalidación de Titulaciones Académicas
- Procesos de Naturalización
- Permisos de Residencia
- Poderes de Representación
- Actas de Reuniones
- Contratos
- Cartas de Intenciones y Memorandos
- Auditorías
- Información financiera
Si bien en su mayor parte la traducción jurada trabaja con textos legales, no puede utilizarse este término para referirse de manera genérica a la traducción jurídica, debido a las características especiales que la diferencian de este tipo de traducción (y de los demás), relacionándose únicamente por el tipo de textos con el que desarrollan su actividad, puesto que hay una marcada diferencia entre las técnicas empleadas en cada una de ellas y las situaciones en las que se requieren los servicios de uno u otro tipo de traductores.
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