El japonés (日本語 Nihongo) es un idioma hablado por más de 127 millones de personas, principalmente en las islas de Japón (Kyushu, Honshū, Hokkaidō, Shikoku y muchas islas de menor tamaño, siendo la más importante Kyushu).
Su filiación genética permanece como incierta. Se le suele considerar una lengua aislada.1 No tiene relación alguna con el chino ni con la lengua ainu.
Es un hecho probado la existencia de correlaciones sistemáticas entre los fonemas de las lenguas primitivas coreanas y del japonés antiguo.2 3 4 5 No obstante, aún no está claro si esas correlaciones serían debidas a conexión genética o a préstamos léxicos masivos a lo largo de los siglos.6 Una teoría alternativa adscribe este idioma a la macrofamilia de las lenguas austronesias. Según esta hipótesis el japonés se entendería como la lengua que forma el extremo norte de un grupo del que forman parte las lenguas aborígenes de Taiwan, el tagalo y otros idiomas de Filipinas y el malayo-indonesio en todas sus variantes. En general la investigación contemporánea bascula entre ambas hipótesis,6 reconociendo un fuerte influjo continental y, al mismo tiempo, la seria posibilidad de la existencia de un sustrato austronésico difuminado por el influjo temprano de las lenguas coreanas primitivas. Gran parte de los investigadores consideran al coreano como una lengua altaica (si bien la categoría de "altaico" es en sí controvertida).
Desde que en 2500 a. C. pueblos mongólicos llegados del continente comenzaron a poblar las islas del Japón, inicióse el desarrollo de una lengua arcaica (Yamato kotoba) de estructura polisilábica, así como una cultura propia. No sería hasta el siglo III d. C. cuando se introdujo la cultura china por parte de sabios coreanos en las islas. Esta invasión cultural duró aproximadamente cuatro siglos, durante los cuales se introdujeron ciencias, artes, religión y, por supuesto, el sistema de escritura chino.
Los japoneses utilizaron los caracteres chinos para expresar sus ideas y conceptos, tanto conservando las lecturas chinas como añadiendo sus propias lecturas de esos símbolos.7 Por ello hoy día, al estudiar el sistema de kanji japoneses deben aprender ambas lecturas. Además, crearon posteriormente dos silabarios para representar todos sus sonidos basándose en simplificaciones de caracteres ideográficos chinos y que se llamarían hiragana y katakana. Este último silabario se utiliza en la actualidad para representar todas las palabras extranjeras.
Debido a la peculiar historia de Japón, entre sus características se encuentra un sistema de honoríficos que resultan en formas verbales y construcciones gramaticales específicas para indicar el estatus relativo entre el emisor y el receptor, así como el respeto (o ausencia de respeto) hacia la persona dirigida.
La escritura japonesa está basada en dos sistemas de ortografía:
El primero está compuesto por los ideogramas chinos, o kanji, introducidos en Japón alrededor del siglo IV. Éstos se utilizan como ideogramas y fonogramas.
El segundo sistema es llamado kana y fue desarrollado unos 500 años después que el kanji. Pertenecen al kana dos formas de escritura que son los alfabetos silábicos propios, el katakana y el hiragana.
En japonés los llamados "sonidos impuros" (b, d, g, z) se forman añadiendo un acento similar a unas comillas, o nigori (濁り) al carácter del "sonido puro" correspondiente (en h, t, k, s, respectivamente). Los caracteres en p ("sonido medio impuro" se forman añadiendo a los caracteres en h un acento similar a un pequeño círculo, llamado maru.
Debido a razones fonéticas, algunas palabras pueden cambiar un sonido puro inicial por un sonido impuro. Además, un "chi" o "tsu" final puede hacer que una palabra se junte con la siguiente, doblando el sonido consonántico inicial de ésta. Por ejemplo, ichi + ka --> ikka. La consonante doble, en la escritura, viene precedida de un pequeño carácter tsu.
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